Secretos.

Todas las miradas poseen secretos. Secretos que nos llevarían más de una vida lograr descifrar. Muchos de ellos yacen olvidados en el fondo de las pupilas de quienes los poseen, otros, simplemente se dilatan y salen a la luz cálida del día con la rapidez de un cometa que no conoce su destino y que divaga entre el espacio tratando de hallar un lugar en el que todo acabe; sin embargo, cuando lo hagan, en el mejor de los casos acabarán chocando con otro cometa y explotando.

Lo mismo ocurre cuando dos miradas con secretos ocultos se encuentran: todo explota. Pensar que algún día todo acabará y lograrás esconder el secreto eternamente es lo mismo que creer que el espacio es infinito. Porque, todo tiene un principio y un final, y aunque no lo queramos, los secretos acaban saliendo a la luz. Además, somos inútiles cuando confiamos nuestros secretos a alguien, porque pretendemos que alguien sea capaz de guardar algo que ni nosotros mismos hemos conseguido mantener oculto.

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